Llegar y que le reviente al siguiente
En lo que va de este siglo, el gobernar la Argentina parece consistir en liquidar todo recurso disponible de manera de seguir gastando cuanto se pueda —y más también— asegurándose de dejarle una bomba económica más grande y con la mecha más corta posible al sucesor. Un sistema productivo cada vez más destrozado, un Estado cada vez más fundido, impotente e imposible de manejar.